Con el proceso de metalización, gracias a la aplicación de partículas de metales fundidos contra un material base, se obtienen recubrimientos de protección. Ello permite:
- Mejorar/cambiar la superficie de una pieza de menor dureza o calidad.
- Reparar y restaurar las dimensiones de componentes que han sufrido desgaste.
- Proporcionar protección anticorrosiva contra la humedad o los químicos.
- Aplicar recubrimientos duros (“hardfacing”) en los componentes expuestos a alto desgaste.
- En la aplicación de esta técnica se utiliza el alambre de zinc y aluminio.