Una vez que el abrasivo (granalla de acero al carbono) golpea la superficie (horizontal o vertical), la granalladora recicla los residuos. Las partículas de polvo contaminantes se eliminan mediante un filtro de aire y la granalla, ya limpia, se reutiliza sucesivamente para las labores de granallado, con el consiguiente ahorro de costes por consumo de abrasivo. Este sistema hace que el proceso sea limpio, sin generación de polvo. No se utilizan productos químicos ni desperdicia agua potable.